martes, 8 de noviembre de 2011

Felici(dad)


Dicen que la felicidad no existe. Que es incompleta, que es “elicidad”. Que le falta algo, que la buscamos y no la encontramos. Que por mas que miremos en cada agujero de nuestra habitación, corazón o cuerpo de la persona amada, no se encuentra. Que es imposible, y que por mas que la encuentre, siempre le va a faltar algo.
A la felicidad le falta la mayúscula, y no hay diccionario que te la preste. A la felicidad la encontramos de una manera tan efímera como un beso. Muchos dicen que la felicidad viene atada a otras personas, que cuando encontramos ese pedazo de alma que se posó en otro ser, la podemos encontrar. Y duele, duele pensar que en un mundo donde hay siete mil millones de personas, hay un pedazo tuyo dando vueltas que te puede dar todo eso que necesitas, pero se aleja cada vez mas. ¿La felicidad no pasa por uno mismo? ¿Qué es eso? Miles de palabras no dichas que nos expulsan de lo que mas buscamos.
Si me preguntan a mi, la felicidad pasa por uno mismo. La felicidad es una actitud. Es la búsqueda de algo mas, de ese conjunto de cosas que nos hacen sonreir.
Si me preguntan a mi, mi letra F mayúscula de la palabra Felicidad, sí está en otra persona. Si me preguntan a mi, la letra F y E mayusuculas de la palabra Felicidad, si están en otras personas. Si me preguntan a mi, sin vos no decido vivir, y si me buscan a mi, me van a encontrar donde te encuentren a vos.

lunes, 7 de noviembre de 2011


Y cada pedazo del alma se desgarra, y vuelvo a perder la calma.
Es un gran vicio el tuyo ese, el de llevarte mis promesas.
Que nuestras místicas no están destinadas a estar lejos porque funcionan mejor complementadas.

A tus palabras las borra mi viento !!!!!


Vos más que nadie sabes lo que es empezar de cero para mí. Abrir mi mano y pedirle que la agarre y que no la suelte es una utopía en mi mundo de 2x2.
Pensar ya no me ayuda para entender qué carajo pasa a las almas cercanas a mí.
Sabes que ya no me cuesta volver a comenzar, sabes que lo hice tantas veces para no morir por dentro que una vez más no va a ser tan doloroso.
Por más que lo sepas, ¿Porqué? ¿Porqué seguís tirando de la cuerda invisible para que vuelva a caer? ¿Porqué si me entrego te gusta verme en el piso?
Siempre con una solución: apoyarme en ésos que les gusta verme arriba. Que entienden que detrás de la sonrisa que siempre llevo hay un auxilio, un adiós, un dolor, un beso, un olvido.
Todo ese respeto que nos teníamos quedó atrás y sólo me queda gritar, gritar hasta explotar.

Pero, che, hay amigos que me entienden, amigos que se van a quedar. Amigos que me dicen que la vida sin mí, fácil no es. Amigos que me sacan una vez más de éste lugar de miérda donde nunca me quise quedar.

Aprendí


Una vez más aprendí a congelar todo lo que puede pasar.
Una vez más aprendí a no sentir todo eso que quiere entrar.
Una vez más pude salir de realidades distorsionadas por mí misma.
Sabes? Aprendí que “confío en vos” no se le dice a cualquiera. Confiar es saber que la otra persona entiende tus sentimientos, y saber que no los va a tirar. Los va a sentir con vos. Me estremeces.
Sobre todo, una vez más aprendí a no chocarme la pared. Aprendí a seleccionar qué cosas dejar entrar, qué cosas dejar salir, a quién dejar sentir. A quien decirle “no confió en vos”.
Es que todas esas personas que dicen que ese cielo llamado sentimientos no se pueden controlar, mienten. Lo que pasa es que es lindo tocar el cielo, aunque a veces duela. Y aunque a veces está muy lejos y nos cueste llegar.
A veces me arrepiento, a veces siento que son cosas del momento. A veces me desilusionas, a veces no.
De vez en cuando me das un beso, y siento tu perfume. Otras veces miro para arriba y me cuesta seguir. A veces me tendes la mano y me decís “escápate conmigo”.

Y a veces la agarro.

Al final, crecer no es tan malo.

Todo se trata de una actitud, de un pensamiento.
De crecer, de entender, de superarte.
Querer, poder.
Se trata de no confundir casualidad con destino.
Entender que no todo fue tan malo, ser optimista.
Dale, que la mala suerte viene acompañada.
Seguir con mi momento, sentirlo y dejarme llenar de eso. Saturarme de sentimientos, no mirar atrás.
Querer, y poder.
Dale, que vos también lo sabes bien.
Esta vez no me voy a dejar caer.