Dicen que la felicidad no existe. Que es incompleta, que es “elicidad”. Que le falta algo, que la buscamos y no la encontramos. Que por mas que miremos en cada agujero de nuestra habitación, corazón o cuerpo de la persona amada, no se encuentra. Que es imposible, y que por mas que la encuentre, siempre le va a faltar algo.
A la felicidad le falta la mayúscula, y no hay diccionario que te la preste. A la felicidad la encontramos de una manera tan efímera como un beso. Muchos dicen que la felicidad viene atada a otras personas, que cuando encontramos ese pedazo de alma que se posó en otro ser, la podemos encontrar. Y duele, duele pensar que en un mundo donde hay siete mil millones de personas, hay un pedazo tuyo dando vueltas que te puede dar todo eso que necesitas, pero se aleja cada vez mas. ¿La felicidad no pasa por uno mismo? ¿Qué es eso? Miles de palabras no dichas que nos expulsan de lo que mas buscamos.
Si me preguntan a mi, la felicidad pasa por uno mismo. La felicidad es una actitud. Es la búsqueda de algo mas, de ese conjunto de cosas que nos hacen sonreir.
Si me preguntan a mi, mi letra F mayúscula de la palabra Felicidad, sí está en otra persona. Si me preguntan a mi, la letra F y E mayusuculas de la palabra Felicidad, si están en otras personas. Si me preguntan a mi, sin vos no decido vivir, y si me buscan a mi, me van a encontrar donde te encuentren a vos.